16.1.07

De Montaigne a ti

El autor al lector
Este es un libro de buena fe, lector. Desde el comienzo te advertiré que con él no persigo ningún fin trascendental, sino sólo privado y familiar; tampoco me propongo con mi obra prestarte ningún servicio, ni con ella trabajo para mi gloria, que mis fuerzas no alcanzan al logro de tal designio. Lo consagro a la comodidad particular de mis parientes y amigos para que, cuando yo muera (lo que acontecerá pronto), puedan encontrar en él algunos rasgos de mi condición y humor, y por este medio conserven más completo y más vivo el conocimiento que de mí tuvieron. Si mi objetivo hubiera sido buscar el favor del mundo, habría echado mano de adornos prestados; pero no, quiero sólo mostrarme en mi manera de ser sencilla, natural y ordinaria, sin estudio ni artificio, porque soy yo mismo a quien pinto. Mis defectos se reflejarán a lo vivo: mis imperfecciones y mi manera de ser ingenua, en tanto que la reverencia pública lo consienta. Si hubiera yo pertenecido a esas naciones que se dice que viven todavía bajo la dulce libertad de las primitivas leyes de la naturaleza, te aseguro que me hubiese pintado bien de mi grado de cuerpo entero y completamente desnudo. Así, lector, sabe que yo mismo soy el contenido de mi libro, lo cual no es razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí. Adiós, pues.

De Montaigne, a 12 días del mes de junio de 1580 años.

Aquí encontrarán la versión electrónica de los ensayos:

Libro I
Capítulo XVII, Del miedo
Capítulo XVIII, Que no debe juzgarse de nuestra dicha hasta después de la muerte
Capítulo XXI, El beneficio de unos es perjuicio de otros
Capítulo XXIV, Del pedantismo
Capítulo XXV, De la educación de los hijos a la señora Diana de Foix, condesa de Gurson
Capítulo XXVII, De la amistad
Capítulo XXIX, De la moderación
Capítulo XXX, De los caníbales
Capítulo XXXI, De la conveniencia de juzgar sobriamente de las cosas divinas
Capítulo XXXIX, Consideración sobre Cicerón

Libro II
Capítulo I, De la inconstancia de nuestras acciones
Capítulo XI, De la crueldad

Libro III
Capítulo II. Del arrepentimiento
Capítulo XIII. Del arte de platicar
Capítulo IX, De la vanidad
Capítulo XIII, De la experiencia

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